Empezare por decir que una definición del sistema político mexicano resulta tan complicada como ambigua es la naturaleza del mismo, se podría decir que desde 1928 se empiezan a forjar las bases de un verdadero sistema político, legal y se podría decir también socialmente instituido.
Siguiendo la tradición de comparar a un sistema político o al estado con algún animal (zoología política) desde el Leviatan de Hobbes hasta el Ogro filantrópico de Paz el estado mexicano muchos señalan en compararlo con un Ornitorrinco: autoritario pero civil, no competitivo pero con (demasiadas) elecciones periódicas, hiperpresidencialista pero con una larga tradición institucional, corporativo pero inclusivo, o con un Puercoespin, es una criatura repleta de peros, compleja y en ocasiones absurda. Siempre a la defensiva, hipersensible que vuelve complicada la situación más sencilla, esto por hablar en términos de política exterior.
El sistema político mexicano estaba dominado por un solo partido y el descontento no tardo en manifestarse por medio de movimientos sociales, abstencionismo e incluso movimientos armados así que el régimen fue orillado a abrir espacios a la participación, y así vimos cómo otros partidos políticos ganaban terreno, hasta que en el año 2000 el PRI perdió el unipartidismo. El unipartidismo es un sistema de partidos políticos en el que existe un único partido político legal que pueda presentarse a los procesos electorales, o bien a aquel en el que, aún existiendo legalmente varios partidos políticos, las normas jurídicas establecen, o "de facto" se produce, el acaparamiento de la mayoría del poder político por un único partido. Si bien los sistemas unipartidistas se reivindican democráticos, varios cuentistas políticos les niegan tal condición al no existir en ellos poliarquía.
Siguiendo la tradición de comparar a un sistema político o al estado con algún animal (zoología política) desde el Leviatan de Hobbes hasta el Ogro filantrópico de Paz el estado mexicano muchos señalan en compararlo con un Ornitorrinco: autoritario pero civil, no competitivo pero con (demasiadas) elecciones periódicas, hiperpresidencialista pero con una larga tradición institucional, corporativo pero inclusivo, o con un Puercoespin, es una criatura repleta de peros, compleja y en ocasiones absurda. Siempre a la defensiva, hipersensible que vuelve complicada la situación más sencilla, esto por hablar en términos de política exterior.
El sistema político mexicano estaba dominado por un solo partido y el descontento no tardo en manifestarse por medio de movimientos sociales, abstencionismo e incluso movimientos armados así que el régimen fue orillado a abrir espacios a la participación, y así vimos cómo otros partidos políticos ganaban terreno, hasta que en el año 2000 el PRI perdió el unipartidismo. El unipartidismo es un sistema de partidos políticos en el que existe un único partido político legal que pueda presentarse a los procesos electorales, o bien a aquel en el que, aún existiendo legalmente varios partidos políticos, las normas jurídicas establecen, o "de facto" se produce, el acaparamiento de la mayoría del poder político por un único partido. Si bien los sistemas unipartidistas se reivindican democráticos, varios cuentistas políticos les niegan tal condición al no existir en ellos poliarquía.
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