Una de las principales características del sistema autoritario mexicano era el unipartidismo.
Este sistema ya venia resquebrajándose con las reformas electorales y con el triunfo de los partidos de opocisión en diversas elecciones, pero en un régimen precidencialista como el nuestro restaba llegar al cargo más imponente: el presidencial.
Para las elecciones de 1988 las grietas en el propio PRI ya eran evidentes, y una corriente democrática se separo de ese partido y pactó una alianza con movimientos de izquierda para formar el Frente Democrático Nacional (FND), que lanzó a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato precidencial.
A partir del Frente Democrático nació un nuevo partido de oposición, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que en 1997 obtuvo por medio de elección la jefatura de gobierno de la capital mexicana.
Fue necesario que pasaran doce años, durante los cuales la sociedad civil y los partidos políticos presionaran al gobierno, para que, en las elecciones del 2000, resulatara ganador el PAN.
Esta fecha marco el fin de 71 años de gobierno del PRI en el poder surgiendo de un nuevo sistema pluripartidista.
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